Entrelazamos nuestros cuerpos con nuestras piernas y me abrazaste. Yo temblaba. Después de un largo silencio pronuncie palabra sin sentido y me besaste. Entré en el torbellino de la vulnerabilidad hasta que ya no pude más y vomite, vomite y vomite. He permanecido en el vacío, en la inexpresividad de mis palabras, me violente sólo para alejarme de ti. Hoy me reí cruentamente de tu pasividad, de ti. Creo que tal vez te quise.
Erótica 16
Victor Flores Olea
nada de chicos ostra, ni puñes reprimidos, ni club oficial de bateados... Ahora intento ser escéptica y solo confiar en el arte de ciertos escritores y algunos músicos, intentar no dejarme llevar por sentimientos prostituidos que han sublimado el dolor; quizás no fluir en conceptos elaborados... tal vez funcione volvernos escépticos para dejar de sufrir, aunque no creo que deje de gustarme John Lennon, ni creo que la melancolia que en ocasiones es insoportable se vaya y sobre todo porque abandonarme al escépticismo sería como entregarme a la Gran Costumbre... Y es en estos momentos cuando el dramaturgo se cuestiona: ¿Por qué maldita sea me gusta sufrir? y el personaje de su obra mediocre le contesta desde la última línea de la hoja: Pero si bien que te gusta, así que deja de quejarte.
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