Ir al contenido principal

Todos Santos

De los días en que las almas de los difuntos transitan, una vez más, entre los que aún tenemos cuerpo, este año le dedico mis ofrendas a Gérard de Nerval, quien se inició en los secretos de la muerte el 25 de enero de 1855.


Nerval en 1853, Daguerrotipo de Adolphe Legros
EPITAFIO

Vivió alegre unas veces como un estornino,
A ratos amoroso, indolente y sensible,
Otras sombrío y soñador como un triste Pierrot,
Un día oyó que alguien golpeaba a su puerta.

¡Era la muerte! Entonces le rogó que esperase 
A que pusiera el punto a su postrer soneto;
Y después, impasible, fue a tenderse en el fondo
Del cofre frío donde su cuerpo tiritaba.

Era un perezoso, según cuenta la historia,
Dejaba resecarse la tinta en su escritorio.
Todo quería saberlo más nada conoció.

Y al llegar el momento en que, harto de esta vida,
Una noche de invierno, fue raptada su alma,
Se fue de aquí diciendo: "¿Para qué he venido?"

Gérard de Nerval

Comentarios

Anónimo dijo…
elemea... que tanto te amo
Anónimo dijo…
si fui jano

Entradas más populares de este blog

De la exégesis del sueño (a la luz de Deleuze y Pink Floyd)

No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió... Sabina Aconteció la vida juntos. La otredad dejó de ser extraña para volverse familiar, necesaria. Como siempre, cometí actos fallidos. Mi afición por encubrir esa perentoria necesidad que tiene el deseo de manifestarse a costa del infame dolor que pueda generar, hizo traicionar mi propia voluntad, cuando en realidad lo único que me hubiera gustado hacer era sentarme en tus piernas y besarte, interminablemente. El sueño lo descubrió todo, ¿por qué incluso en el sueño era capaz de traicionar el deseo puro, libre de máscaras? La costumbre de evadir una destrucción. Sin embargo ahí está el sueño y su naturaleza profética. Si no para la vida en vigilia, si para la vida que transcurre en el sueño, en donde también soy. Despierto un segundo y vuelvo al sueño, apareces de nuevo en él, en la cotidianidad de los días por venir. Traes un suéter anaranjado, el pelo te ha crecido y me saludas con una gran sonrisa.  Un par de...

Los motivos del caníbal

La primera parte de mi último artículo en la maravillosa PENUMBRIA http://www.penumbria.net/los-motivos-del-canibal-i/ Disfrútenla! ROLAND TOPOR

masoquismo disfrazado de mecanismo de defensa

nada de chicos ostra, ni puñes reprimidos, ni club oficial de bateados... Ahora intento ser escéptica y solo confiar en el arte de ciertos escritores y algunos músicos, intentar no dejarme llevar por sentimientos prostituidos que han sublimado el dolor; quizás no fluir en conceptos elaborados... tal vez funcione volvernos escépticos para dejar de sufrir, aunque no creo que deje de gustarme John Lennon, ni creo que la melancolia que en ocasiones es insoportable se vaya y sobre todo porque abandonarme al escépticismo sería como entregarme a la Gran Costumbre... Y es en estos momentos cuando el dramaturgo se cuestiona: ¿Por qué maldita sea me gusta sufrir? y el personaje de su obra mediocre le contesta desde la última línea de la hoja: Pero si bien que te gusta, así que deja de quejarte.