Quiero romper los grilletes que me atan a ti -¿Quién ? no importa- porque la idea de que algún día me extrañes es cada vez más lejana y ya no quiero estar siempre para ti. He cambiado. Hemos cambiado. Sin embargo hay algo más fuerte a mis caprichos, a mi angustia, a tu andar rápido en un camino que no es el mio... -Si todo son ideas creo que podré dejar de quererlo- No basta renunciar, será preciso dejarme ir a otro lugar donde no sea necesario mendigar las migajas de un sentimiento mediocre. Es tiempo de abrirme camino, dejar de observarte e irme tranquila.Ciao
nada de chicos ostra, ni puñes reprimidos, ni club oficial de bateados... Ahora intento ser escéptica y solo confiar en el arte de ciertos escritores y algunos músicos, intentar no dejarme llevar por sentimientos prostituidos que han sublimado el dolor; quizás no fluir en conceptos elaborados... tal vez funcione volvernos escépticos para dejar de sufrir, aunque no creo que deje de gustarme John Lennon, ni creo que la melancolia que en ocasiones es insoportable se vaya y sobre todo porque abandonarme al escépticismo sería como entregarme a la Gran Costumbre... Y es en estos momentos cuando el dramaturgo se cuestiona: ¿Por qué maldita sea me gusta sufrir? y el personaje de su obra mediocre le contesta desde la última línea de la hoja: Pero si bien que te gusta, así que deja de quejarte.
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