Recuerdo haberlo invitado a la fiesta pensando en nada... ¿quién eras? no me importaba, sólo me gustaba la forma en como me veias al hablarte o quizás solo imagine que me mirabas tiernamente.
Líneas con sangre seca, mejilla izquierda hinchada, cinco puntadas. Pensaba que tal vez lo olvidaría algun día... Imposible, el día en que durmieron juntos por vez primera no lo olvidaría por cierta herida en el rostro o Por no querer aceptar que en realidad no borraría de su mente ese recuerdo porque él había llegado a su vida.
Cuando regrese con un parche que cubría la mitad de mi cara seguías ahí. Platicamos y fumamos mariguana, en algun momento sentí que estabamos en sincronía.
Alcohol, mota, algun dolor escondido tras la llegada del viajero, tal vez ella lo usaría para ocultar un rechazo, algun desamor. Había llovido.Salieron de la casa y caminaron en busca del oxxo más cercano. De regreso un auto levanto un gran charco de agua y lo mojo.
Dormimos juntos en una cama angosta mientras tu olor se insmiscuia inevitablemente por mi nariz. No nos besamos. Fue agradable dormir contigo.
-¿Hace cuánto de eso?- Le pregunta el hombre a ella.
Quizás él no lo adivina, ni lo intuye, tal vez ni lo sabe. Ella podría decirle hace cuánto, la fecha exacta, pero ¿acaso importa?
nada de chicos ostra, ni puñes reprimidos, ni club oficial de bateados... Ahora intento ser escéptica y solo confiar en el arte de ciertos escritores y algunos músicos, intentar no dejarme llevar por sentimientos prostituidos que han sublimado el dolor; quizás no fluir en conceptos elaborados... tal vez funcione volvernos escépticos para dejar de sufrir, aunque no creo que deje de gustarme John Lennon, ni creo que la melancolia que en ocasiones es insoportable se vaya y sobre todo porque abandonarme al escépticismo sería como entregarme a la Gran Costumbre... Y es en estos momentos cuando el dramaturgo se cuestiona: ¿Por qué maldita sea me gusta sufrir? y el personaje de su obra mediocre le contesta desde la última línea de la hoja: Pero si bien que te gusta, así que deja de quejarte.
Comentarios
2. No digo que la carta de aquel putete sea menos puñetera.
3. Ni pedo, agua y ajo...