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Ansiedad

Azotas tu cabeza contra las paredes de la habitación. Corres y pateas cualquier cosa interpuesta en tu camino. Lo que sea para quitar la ansiedad. Azotas, corres, pateas. Azotas, corres, pateas. Ansías quitar el ansia. Azotas, corres, pateas. Azotas, corres, pateas. Ansías quitar el ansia. Reventarás y tu pensamiento cotidiano se hará realidad. No, no puedes morir sin haberte fumado un último cigarrillo. Pero es inevitable, los cabellos están en la mano y los dientes en las uñas. Presurosa caminas directamente hacia la mochila, sacas el pequeño cuchillo y lo introduces en tu boca. La sangre brota. El rostro magullado y adolorido. Una sesión más de masoquismo cibernético.

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