AFIRMACIÓN: Lo único que puedo ofrecerte por el momento es mi poesía inexperta, mediocre y tal vez no tan sentida, lo más cercano a esta poesía eres tú.
Un olvido, un abrazo, nuestra aventura y un par de besos en el rostro, sin tocar los labios, nuestros sexos juntos y tu aliento a chabacano recién mordido.
Escribir acerca de lo que nos pasa, de lo qué queremos que nos pase. Contradicción. En mi pasado pensaba en ti: la imposibilidad, trincheras adornadas de palabras fértiles ¿existen cosas imposibles?, en mi futuro no estás. Sueños a corto plazo… ojos negros, labios delgados ¿Fluir sin un fin?
Deseo escribir tu nombre en esta hoja manchada de mi ego enlodado por ella, deseo mirarme en tus ojos y que tu te mires en los míos. Encontrarnos.
Conclusión: Existen cosas imposibles.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió... Sabina Aconteció la vida juntos. La otredad dejó de ser extraña para volverse familiar, necesaria. Como siempre, cometí actos fallidos. Mi afición por encubrir esa perentoria necesidad que tiene el deseo de manifestarse a costa del infame dolor que pueda generar, hizo traicionar mi propia voluntad, cuando en realidad lo único que me hubiera gustado hacer era sentarme en tus piernas y besarte, interminablemente. El sueño lo descubrió todo, ¿por qué incluso en el sueño era capaz de traicionar el deseo puro, libre de máscaras? La costumbre de evadir una destrucción. Sin embargo ahí está el sueño y su naturaleza profética. Si no para la vida en vigilia, si para la vida que transcurre en el sueño, en donde también soy. Despierto un segundo y vuelvo al sueño, apareces de nuevo en él, en la cotidianidad de los días por venir. Traes un suéter anaranjado, el pelo te ha crecido y me saludas con una gran sonrisa. Un par de...
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Expòngase pues!